Reconectando con la oposición III: entrenamiento de disciplina.

Para cerrar esta temática de "reconectando con la opo" y siguiendo con la línea de Mulán, hablemos de artes marciales. 
Hablemos de disciplina. 

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Después de tooodos los pasos que os he estado explicando que seguí tras el ataque de ansiedad y la reflexión cuando ya me encontraba algo mejor, llega la acción. Después de unos días de descanso y aprovechando la inspiración de la meditación, me puse a planear una nueva rutina, una nueva disciplina. 

¿Disciplina? 

La disciplina nunca es un fin, es un medio para conseguir nuestros objetivos, metas y sueños. Y la base fundamental de la disciplina es por qué. ¿Por qué quieres conseguir esa meta? Se necesita una razón fuerte y sólida para mantener en el tiempo una disciplina para la consecución de ese fin. La meta es la motivación, la chispa que enciende el motor pero la disciplina es el motor mismo que hace que te muevas y avances. 

¿Qué quieres? ¿Un huevo de oro? ¿O la gallina que pone los huevos de oro? 
Me parece que la respuesta es obvia.
Y ahí la diferencia entre el sistema y el resultado. Como opositores queremos el resultado, pero tenemos que prestar toda la atención y la energía en el SISTEMA. 

Y este sistema debe integrarse antes que la actividad. 

Si hablamos de artes marciales, siempre hay una disciplina detrás de ellas. Pero esa disciplina es PREVIA al arte marcial, es la base para saber pegar patadas o usar una espada. Para quién la haya visto, pensad en la película Karate Kid. El niño quiere aprender Karate pero mucho antes de que el maestro comience a enseñarle un sólo movimiento, está largo tiempo haciendo tareas domésticas en casa del maestro, repetitivas, constantes y aparentemente que nada tienen que ver con el karate. 
Y cuando el niño "se cansa" y le pregunta al maestro que cuándo narices va a aprender karate, le dice que ya ha estado aprendiendo. Y cuando le ataca con un palo, el niño, instintivamente, sabe defenderse, pues ese movimiento que necesita para defenderse, es el mismo movimiento que ya tiene dominado con la disciplina y la rutina de la limpieza previa.

La disciplina da libertad porque automatizas y dejas de gastar energía para la toma de decisiones. Es constancia embotellada. Y sí, la misión de esta disciplina es alcanzar tu meta, pero día a día lo que te tiene que importar es la disciplina en sí, no la meta. 

Tu principal aliciente día tras día es cumplir rigurosamente tu disciplina marcada. 
Dar siempre el mínimo para que el día haya sido un buen día. 
Nunca menos (o estarías siendo indisciplinado)
Nunca más. 

Sí, nunca más, al menos a lo loco.

Si un guerrero tiene en su disciplina hacer 100 movimientos de espada, deberá cumplir su mínimo de 100 movimientos para haber cumplido su disciplina diaria. Y ese es su objetivo. Cumplir los movimientos, no los movimientos en sí o la pelea que va a poder ganar con ese entrenamiento. 
Por eso, si con la práctica y el tono físico que va adquiriendo pudiera hacer 150 movimientos de espada, nunca debería hacerlos si quiere que su disciplina dure en el tiempo. Podrá plantearse aumentar su marca, cambiar su disciplina de 100 a 120, por ejemplo, pero jamás acercándose a su límite, a agotarse, porque, recordemos, lo importante es cumplir cada día la disciplina que te has marcado, no el movimiento o la meta tras ese entrenamiento. 
Hacer 150 movimientos hoy y mañana y pasado (porque son más de 100 y es mejor) no sirven de nada si a la semana el guerrero no puede ni alzar los brazos por haberse exigido en su límite.
Y esa es la manera de romperse y autofrenar nuestra constancia: nuestra disciplina. 

"La excelencia no es un acto, es un hábito" -Aristóteles

Es decir, si tu hoy tienes que estudiarte 5 temas porque son los temas necesarios marcados cada día para que toda tu semana fluya, aunque tengas energía y tiempo de sobra, JAMÁS deberás hacer 6 o 7 así porque sí. 
JAMÁS deberás "adelantar trabajo gratuitamente".
Porque estás en una carrera de fondo. 
Porque estas en un entrenamiento de disciplina (como el guerrero) que dura AÑOS. 
No puedes permitirte agotarte solo por querer avanzar más rápido porque, a la larga, estás consiguiendo lo contrario: frenarte. 

Y este es el principal error de la mayoría de los opositores, a mi parecer. 
Hasta yo misma he caído en eso. 

"La disciplina es la capacidad para dominar y respetar tus propios sueños." -Abraham Lincon 

Un sistema sostenible. 

Como podéis ver de los ejemplos que os he puesto para que comprendáis el funcionamiento de la disciplina, se trata de un sistema sostenible en el tiempo. Nos ayuda a avanzar y a estar más cerca de nuestra meta, sin prisa pero sobre todo, sin pausa. 

Creo que la sostenibilidad es la palabra clave para las oposiciones. 
Pero yo lo he añado otro concepto: friendly o cruelty free con el opositor. 

No podemos ser duros con nosotros mismos, no podemos tratarnos como un empresario abusón trata a su plantilla explotada. Tenemos que tener tiempo para nosotros, tenemos que admitirnos los logros y debemos analizar los errores para poder corregirlos, sin una dureza excesiva sino constructiva. Comprensión pero sin mano blanda porque debemos mantener esa disciplina y constancia de la que hablábamos antes. 

Mi rutina. 

En Instagram os he compartido imágenes de mi rutina así como #undiaconmigo en esa misma rutina, podéis pasaros si os interesa (podéis encontrarme como @laj.opo)

Lo más destacable de mi rutina es que, aunque pueda parecer que hay mucho tiempo muerto o demasiado tiempo de ocio, tal y como está ajustado salen 7 horas de estudio efectivas. Actualmente para el ritmo que llevo con el preparador y después de una temporada que lo máximo que lograba eran 6 horas en un día muy bueno y 4 como regle general, ni tan mal.

Este sistema tiene truco, ya que puede ajustarse en el avance o rapidez de estudio de los temas o incluso variando el tiempo para que aumente las horas de estudio. 
Como lo más importante y que a mí me parece fundamental o las bases del éxito de esta rutina/disciplina, son los siguientes puntos: 
  • Cumplo mi trabajo (temas diarios necesarios para llegar bien preparada al cante)
  • Tengo un tiempo fijado para mí. Al estar fijado en una propia rutina y no ser etéreo, sostiene el esfuerzo como una recompensa y casi una "obligación" el dedicarnos tiempo de calidad a nosotros mismos. 
  • Hay margen para contratiempos y para otras tareas. Por ejemplo, tengo un margen para cocinar la cena, para limpiar la casa... O incluso si me surge algo imprevisto y tengo que ausentarme en tiempo de estudio, tengo margen para salvar el trabajo mínimo del día. E incluso si hubiera que sacrificar un poco del tiempo de ocio, sigue sobrando bastante del mismo. 
  • Fácil de adaptar a más alto rendimiento. Si por exigencias del ritmo que va subiendo o que se acercan los exámenes, añadiendo una hora por la mañana (y madrugando un poco más) y otra por la tarde ya nos dan 9 horas efectivas de estudio, teniendo aún un margen bastante envidiable para nuestro ocio. 
Pero sin duda LO MÁS importante que siento que tiene esta rutina es el tiempo para el ocio estipulado. Aprendiendo de mis errores lo que más me quemó (entre más cosas) fue que ni disfrutaba ni hacia otras actividades que me gustaban y que podían darme cierta desconexión del esfuerzo del estudio. Yo tengo para cada día una actividad específica para que la semana sea variada y nada quede en el tintero. Tú puedes organizarlo como quieras, pero resérvate un momento para ver esa serie de Netflix que deseas empezar y siéntete un poco normal. Que tu día no es levantarte, estudiar, comer y dormir. 

Unido a lo anterior, los momentos para ti también son muy importantes. A los anteriores los llamo de "ocio" porque pueden ser acompañados: ver una película acompañados, salir con los amigos, hacer deporte con gente... Pero los momentos personales son ajenos a los demás y al mundo exterior. No a todo el mundo le funciona o le gusta meditar, pero si ese es tu caso, simplemente crea un ritual. Y que ese momento sea tu recarga final o que te ayude a cerrar momentos en el día. 

Si te gusta meditar o quieres probar, antes de desayunar o antes de ir a dormir, haz ejercicios de meditación e introspección (positiva y constructiva) o si no, mientras preparas el desayuno, ponte tu playlist favorita que te suba la energía y el ánimo y, aunque no salgas de tu opozulo, haz tu rutina facial de mañana y ponte guapa, para sentir que empiezas el día radiante por fuera y por dentro. 

Otro ritual que yo he implementado en mi rutina es planificar el día siguiente por la noche antes de dormir, con una vela, una infusión relajante y una música suave. Coger la agenda y, sin prisa, organizar el próximo día: la distribución de temas, otras tareas pendientes y a qué y cómo vamos a invertir nuestro tiempo de ocio, bien desglosado. También es un momento para analizar el día y hacer valoración: los aciertos, los logros y los errores. ¿Hemos usado mucho el móvil y los descansos se alargaron? Lo tenemos en cuenta para irlo corrigiendo. ¿Hemos completado nuestra disciplina (mínima)? Pues debemos sentirnos realizados y cómodos y nunca pensar que nos sobraron energías y tiempo y pudimos hacer más. Y una vez tenga todo planeado, cerraría la agenda y me daría una ducha para destensar y limpiar el cuerpo y la energía y, sin pensar más responsabilidades, ir a dormir. 

***

Espero de corazón que esta serie de mi experiencia personal y mis conclusiones os sirvan para inspiraros o para daros un poco de luz para quien esté en una situación parecida. 

Recordad que esto es personal y no es ley ni verdad, pero creo que el compartir estas experiencias puede ayudar a inspirar ideas que a vosotros os podrían funcionar mejor. 

Con todo el cariño y gracias por leerme: 
@laj.opo

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